Por Isabel Grant, Oficina de Alaska
A lo largo de la historia, la actividad humana ha provocado el declive y la extinción generalizada de especies. El cambio climático, la explotación de los recursos naturales, la contaminación y la deforestación han reducido el hábitat viable, desestabilizado los ecosistemas y creado la actual crisis de la biodiversidad. Los seres humanos han sido tan decisivos en la configuración del mundo actual que los científicos han bautizado nuestra época actual como el Antropoceno. El nombre es una clasificación del tiempo geológico y refleja la creencia de que, dentro de un milenio, los estratos rocosos de la Tierra mostrarán una clara diferencia entre el tiempo anterior a los humanos y el tiempo posterior.
Poseer un poder y una influencia sobre el mundo natural, tan profundos que su existencia quedará probablemente grabada en la geología de la tierra, conlleva una responsabilidad. Puede que hayamos catalizado el declive de muchas especies, pero aún somos capaces de prevenir o invertir estas tendencias. La pérdida de hábitat es la principal causa del declive de las especies, ya que tiene múltiples causas y suele ser el origen de los conflictos entre el hombre y la fauna. Aunque restaurar el hábitat perdido para las especies vulnerables no siempre es una opción, podemos mejorar el modo en que compartimos nuestro espacio con la fauna.
En Alaska, las poblaciones de osos negros y pardos están amenazadas por una combinación de escasez de alimentos y pérdida de hábitat que provoca conflictos con los humanos. La mortalidad causada por el hombre a causa de los conflictos es el factor más importante del declive de los osos. El verano pasado trabajé en la coexistencia entre humanos y osos en Alaska, concretamente en la península de Kenai y en el sureste de Alaska. Los osos pardos de la península de Kenai son una subespecie de osos pardos, oso gris para los que somos de la parte del resto de los 48 estados, amenazados por los enfrentamientos con los humanos. En el sureste de Alaska, el conflicto con los osos negros y pardos ha provocado un récord de muertes de osos en los últimos años. La nueva realidad es que los humanos y los osos probablemente siempre tendrán que vivir más cerca de lo que cualquiera de los dos grupos preferiría. La mejor solución para el futuro es la coexistencia, una estrategia que requerirá una amplia cooperación.
Los osos forman parte de la vida en Alaska, pero convivir con el mayor depredador de Norteamérica no es fácil. La cría de pollos, la apicultura y la jardinería son sólo algunas de las formas en que los habitantes de Alaska se mantienen a sí mismos, pero también atraen a los osos a sus comunidades. Incluso quienes no se dedican a la agricultura pueden proporcionar inadvertidamente fuentes de alimento a los osos con trampas de grasa no aseguradas, alimentos para mascotas y botes de basura domésticos. Evitar que los osos accedan a estos atrayentes es la clave para reducir los conflictos. Sin embargo, facilitar la convivencia no significa que la gente deba perder aspectos importantes de su modo de vida.
En todo el mundo, las comunidades suelen asociarse con organizaciones para desarrollar y aplicar estrategias de convivencia eficaces. Por ejemplo, Defenders of Wildlife (defensores de la vida silvestre ofrece un programa de incentivos para cercas eléctricas en Alaska. Cuando se instalan correctamente, las vallas eléctricas pueden impedir que los osos accedan a lo que se encuentra dentro del perímetro. Los osos a menudo se vuelven agresivos en torno a la comida, especialmente cuando los humanos intentan interponerse entre ellos y su comida. Las vallas eléctricas pueden ser la barrera necesaria que evite las lesiones y muertes en la defensa de la vida y la propiedad.
El programa de cercado eléctrico de Defensores está diseñado para prevenir conflictos de forma proactiva, dando prioridad a los propietarios con problemas de osos en el pasado. Vemos una reducción directa de los conflictos entre humanos y osos y otros animales salvajes en los lugares que mantienen vallas terminadas.
Ahora en su onceavo año en Defensores, el Programa de Incentivos para Cercos Eléctricos de varias regiones tiene un historial de éxito bien establecido. Este año el programa ha alcanzado un hito, al ayudar a completar su proyecto de valla eléctrica número 500.
Otro hito reciente es la ampliación del Programa de Incentivos para Vallas Eléctricas al sureste de Alaska. La colaboración de Defensores con el Consejo Central de Tribus Indias Tlingit y Haida de Alaska, el Departamento de Caza y Pesca de Alaska y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en ingles) ha hecho realidad esta ampliación. El USDA ha aprobado recientemente una subvención para la Estrategia de Sostenibilidad del Sureste de Alaska, desarrollada en colaboración con el Consejo Central de Tribus Indias Tlingit y Haida de Alaska. Han comenzado las reuniones iniciales con Defensores y representantes de Tlingit y Haida para determinar las iniciativas prioritarias en el sureste de Alaska una vez que se liberen los fondos.
A medida que avanzamos hacia el futuro, nuestra capacidad de cohabitar con la vida silvestre determinará la supervivencia de muchas de las especies de nuestro planeta. Es mucho lo que está en juego y la coexistencia generalizada requerirá que los seres humanos de todo el mundo redefinan la forma en que convivimos con la vida silvestre. ¿No quieres unirte a nosotros?
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