El mes pasado, la Comisión Ballenera Internacional (
Mucha gente -y desde luego los medios de comunicación- piensa que la IWC no es más que un montón de discusiones polémicas sobre la caza de ballenas. En el pasado, esa era sin duda una parte importante de las reuniones. Los ánimos encendidos y las tácticas desagradables fueron frecuentes en este escenario altamente político, en el que NGO desempeñaron un papel importante dando testimonio en nombre del público y ayudando a apoyar a quienes intentaban detener la desacertada reanudación de la caza de ballenas. Pero en los últimos años, la cuestión de la caza de ballenas ha sido más bien un ruidoso espectáculo secundario. El verdadero trabajo de IWC ha sido la observación y conservación responsable de las ballenas.
Desde que IWC implantó la moratoria internacional sobre la caza comercial de ballenas en 1986, sus debates se han centrado cada vez más en cuestiones medioambientales y de conservación, como los enredos en las redes de pesca, los desechos marinos, las colisiones con embarcaciones, la contaminación y el cambio climático. Defenders of Wildlife (defensores de la vida silvestre) centra su trabajo en las ballenas -la ballena franca del Atlántico Norte, la orca residente del sur, la beluga de Cook Inlet- que están en peligro debido a muchas de las cuestiones que la IWC se esfuerza por regular.
De lo que muchos no se dan cuenta inmediatamente es de que la IWC también está muy implicada en los debates sobre la multimillonaria industria internacional del avistamiento de ballenas. La observación de cetáceos puede tener grandes beneficios en términos de educación e inspirar al público a conservar las ballenas, pero existen preocupaciones sobre los impactos de la observación de cetáceos no regulada en las poblaciones de ballenas y delfines de todo el mundo. La IWC participa cada vez más en el asesoramiento científico sobre la administración y la sostenibilidad de la observación de cetáceos. Un recurso útil y de fácil acceso que ha elaborado la IWC es el Manual de avistamiento de cetáceos.
Este año, la IWC aprobó una importante resolución sobre los plásticos marinos. Los residuos plásticos en el océano presentan una importante amenaza para ballenas y delfines en Estados Unidos y en todo el mundo. La IWC fue uno de los primeros organismos internacionales en reconocer los plásticos como un problema de conservación importante y creciente. La resolución pide a la IWC que colabore estrechamente con el Programa de las Naciones Unidas en el desarrollo de medidas globales para reducir los plásticos oceánicos, identificar los puntos conflictivos, incorporar la gestión de los plásticos oceánicos en las zonas protegidas de mamíferos marinos e incluso que la propia IWC reduzca al mínimo los plásticos de un solo uso en sus operaciones cotidianas.
Otras actividades de conservación de la IWC que afectan a las poblaciones ballenas y delfines estadounidenses y del mundo, incluyen una iniciativa de mitigación de las capturas accidentales, que pretende investigar y promover las mejores formas de reducir el enredo de ballenas en las redes de pesca. La IWC también mantiene una base de datos sobre colisiones de buques con ballenas. Estos datos están siendo utilizados por naciones y organismos internacionales, como la Organización Marítima Internacional, para ayudar a reducir esta amenaza, por ejemplo, mediante restricciones de velocidad y rutas marítimas modificadas.
Hay muchos otros temas de conservación sobre los que la IWC financia investigaciones, analiza la ciencia y recomienda medidas de mitigación, como la acidificación de los océanos, la contaminación química, las enfermedades emergentes y las floraciones de algas nocivas. También ofrece valiosas recomendaciones y consejos sobre la conservación de especies amenazadas y en peligro de extinción que Defenders también está ayudando a proteger, como la ballena franca del Atlántico Norte; la beluga de Cook Inlet; la ballena azul de California; la ballena de Groenlandia; la orca residente del sur en el noroeste del Pacífico; la vaquita marina (o marsopa común del Golfo de California); y descubierta recientemente y de gran tamaño la ballena de Rice, o ballena del Golfo de México es la más amenazada de las aguas estadounidenses.
Desgraciadamente, a pesar del trabajo pionero de conservación que la IWC ha realizado y facilitado, la política de la caza comercial de ballenas sigue obstaculizando los avances. Sólo tres naciones siguen practicando la caza comercial de ballenas (Japón, Noruega e Islandia) y una de ellas parece que pronto cesará sus operaciones balleneras. Las actividades balleneras de Islandia no han sido rentables ni han contado con el apoyo generalizado de la opinión pública islandesa. La mayoría de los islandeses verían con buenos ojos que se pusiera fin a la caza comercial de ballenas, ya que esta actividad está teniendo un impacto negativo en su industria turística, especialmente porque el avistamiento de ballenas es una importante atracción turística allí.
En la última reunión de la IWC en el 2018, los comisionados rechazaron una propuesta liderada por el gobierno japonés y las naciones aliadas para levantar la moratoria mundial sobre la caza comercial de ballenas. Al no levantarse la moratoria, Japón abandonó la IWC, aunque sigue asistiendo a las reuniones en calidad de "observador". Este año se presentaron dos propuestas de resolución que llevaban la huella de Japón. Las resoluciones fueron presentadas por países aliados y financiados por Japón para asistir a la IWC.
El primero pedía que la IWC creara un grupo de trabajo para debatir la "seguridad alimentaria". Se trata de un intento poco sutil de presentar la caza comercial de ballenas como importante porque proporcionaría proteínas a una población mundial en aumento. Sin embargo, las ballenas no han sido una fuente importante de alimento para ningún país de la IWC desde hace muchas décadas. (A algunas comunidades indígenas se les sigue permitiendo cazar ballenas debido a su larga dependencia de ellas, desde el punto de vista nutricional y cultural). Además, la IWC es experta en ballenas, no en seguridad alimentaria humana o salud nutricional, por lo que plantear la cuestión en este organismo está fuera de lugar. La segunda resolución proponía esencialmente debatir e impulsar una cuota de caza de ballenas para anular la moratoria ballenera internacional.
La IWC aplazó el debate de ambas resoluciones hasta la próxima reunión. Esto significa que las maquinaciones políticas del gobierno japonés, aún podrían acabar anulando la moratoria internacional sobre la caza de ballenas.
Para continuar la labor de conservación de la IWC, Estados Unidos y otros países deben seguir apoyando este importante cambio de enfoque y, por tanto, a las ballenas y delfines que se benefician de esta labor.